Llegar a “mayor”

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Es casi la hora décima (en torno a las 16:00h en 2022) cuando me acerco a través de la escritura a la vivienda de mi amigo Elio Galo en Los Bañales. Fue ayer, 5 de Julio, ante diem III Nonas Iulias para él, y me extraña no encontrarle en ella. Sus sirvientes me dijeron que “había salido al campo, lejos de la ciudad, para celebrar la Poplifugia – https://es.wikipedia.org/wiki/Populifugia – una festividad ancestral romana” a la que ellos no prestan demasiada atención pues su cultura, aunque romanizada, sigue siendo celta.

Cuando al fin encontré a Elio, le pregunté sobre su salida al campo en lo que más bien parece una huida general, tal es la muchedumbre que hallo y sus atavíos, como si la ciudad fuera a vivir su final, confesándome que “… ni los propios romanos recuerdan el origen de la fiesta, pero que al ser de carácter nefasto, preferían seguir la tradición antes que incomodar a los dioses”. (Un año en la Antigua Roma, Néstor F. Marqués, Espasa 2018)

– Imagínate, Joaquín, si ellos no lo recuerdan, ¿ qué sabré yo que soy sirio?, me apostilló.

Curioso me preguntó por el motivo de que tantas gentes nuevas estén por la ciudad hurgando en la tierra, “buscando no sé qué para tratar de comprender nuestras costumbres”, les oigo decir, comenta intrigado.

Excavando en Los Bañales

– Así es, Elio, buscan respuestas a las preguntas que nos hacemos sobre vuestro modo de vida y del que se va a hablar mucho los próximamente, tal es el bagaje de hallazgos que se están dando entre los restos de la ciudad que han llegado hasta mis días. Pero no ha sido éste el motivo que me ha traído hoy a la ciudad y creo que antes debo disculparme por mi silencio. Mi voluntad es una, escribir sobre ti y tu mundo asiduamente, lo cual no se corresponde con la realidad del día a día, más aún cuando desconozco si han sido las Furias o las Linfas, las que me han poseído, pero debo confesarte que llevo un tiempo que no me reconozco. Lejos de mí pensar que es la “tercera edad” que me pasa factura, modo tópico, casi peyorativo, de referirse en mi tiempo a la ancianidad.

– Jóvenes no somos, me matiza Elio. En mi caso agradezco ser una excepción. Bien sabes que la media de vida en mi época no supera los 30/35 años y yo ya los supero en mucho, lo cual me sitúa en la senectud. Lejos han quedado la adolescencia y la madurez que dediqué a la milicia. Ahora paso mis días hablando lo justo – virtud que se adquiere con la edad – con todo aquél que busca en mi una sabiduría que dicen que poseo, cuando lo único que he hecho ha sido vivir y eso es lo más que puedo contar. Como tú, imagino.

Norberto Bobbio

– Nada más cierto, replico. Ver tantas personas jóvenes afanadas en descubrir tu historia, la historia de tu ciudad, me acercan a mi momento y siento cambios en los que, como diría un filósofo de mi tiempo, Norberto Bobbio (Turín, Italia, 1909-2004)“… empiezan a contar más para mi los afectos que los conceptos”, https://es.wikipedia.org/wiki/Norberto_Bobbio. En su Autobiografía intelectual, leída por Gregorio Peces Barba en Julio de 1992, en la clausura del seminario dedicado a su figura en la Universidad Internacional Menéndez Pidal, en Santander, manifiesta “… haber llegado a los 83 años sin darse cuenta (…) a la edad de la vejez que una vez se llamó edad de la sabiduría“, para seguir diciendo que “… en las civilizaciones tradicionales el viejo ha representado siempre el papel de guardián de la tradición”.

Tal vez por ello, pienso yo, aquí en el campo, viendo como celebráis la fiesta Poplifugia, pueden verse en torno a los ancianos corrillos de jóvenes que buscan saber si el origen de la misma es el recuerdo de la muerte de Rómulo o su asesinato, acto que justificaría ésta apariencia de huida de la ciudad a la que os brindáis festivamente. No son pocos los padres conscriptos que hacen un llamamiento a no olvidar las ancestrales costumbres romanas. El propio Julio César, creo recordar, abogaba por ello y, tal vez, quien sabe, es lo que le costó la vida. Inmovilistas ha habido siempre que piensan que “más vale malo conocido…”, máxime si obra a su favor el mal.

La jornada transcurrió sin más novedad. Le comenté a Elio que era mi intención quedarme unos días en la ciudad pues quería aprovechar para hablar con él sobre éste interesante tema: La ancianidad, ayer y hoy, cómo se vive y cómo es aceptada por la sociedad y por el individuo.

Regresamos a casa bien avanzada la tarde, cuando el sol comenzaba a esconderse tras la silueta de Mons Caunus, escenario de las batallas que mantuvo Tiberio Sempronio Graco contra los celtíberos, años atrás (https://tiresiotermestino.blog/mons-caunus-segun-tito-livio/)