No te voy a decir la fecha porque no es relevante, querido Elio. Fue hace poco tras una jornada «maratoniana» de visitas. Me verías ir de aquí para allá, llevando «al trote» a los visitantes. Hace tiempo que piden las agencias de viajes y grupos asociados que, al querer aprovechar el día para ver cuanto más mejor de las Cinco Villas y su románico, si es posible, les muestre nuestra ciudad – lo que los tiempos han dejado de ella – en dos horas.
Mientras me dirigía desde mi domicilio al tuyo en Los Bañales, hacía memoria de todo lo avanzado en los dieciseis añós que dura la actual campaña de excavación, años de entrega, e investigación de los históricos restos de la ciudad y he llegado a la conclusión de que necsitaríamos al menos de seis horas para exponer, muy sucintamente, los hallazgos, la sociedad romana, la vida que se desarrolló desde el siglo V a.C. hasta su decadencia como ciudad del Imperio y posterior ocupación del territorio por parte de los visigodos y los árabes, con clara defenestración de la vida en el lugar a lo largo de la Edad Media, quedando el territorio degradado al punto que hoy podemos ver. La meteorología con sus periódicos cambios, la amortización de los materiales de un modo desordenado al romperse el orden que Roma aplicó, las necesidades y distintas culturas que pasaron, antiguas y actuales, han dejado su huella.
Por entre mis archivos hay borradores que poco a poco voy a tratar de incorporar, por fin, a nuestro blog en una labor de actualización que se hace necesaria. Sabes que no hay día que no escriba algo, experiencias que me ayudan a saber más de tu tiempo, para comprender comprender mejor el mío.
Así pues, fue hace unos días que, tras acabar las visitas, tuve ocasión de charlar con Miriam, una amiga de Los Bañales, durante la comida. Hacía tiempo que no nos veíamos y, como es lógico, uno y otro nos interesamos por nuestras correspondientes ocupaciones en el yacimiento. Por mi parte el tema es uno: Cómo discurren las visitas, que tipo de personas vienen, cuál es la actitud del visitante al ver la ciudad. los avances… y sobre todo experiencias con los visitantes. A ellos les digo, espero que me crean, que aprendo de ellos. Dejar que se expresen en un clima amigable y distendido favorece el diálogo y de sus inquietudes siempre me llevo a casa algo sobre lo que estudiar para mejor poder responder.
Como suele pasar cuando las personas nos encontramos a gusto, la conversación se prolongó el tiempo suficiente como para poder pasar de un ¿cómo te van las cosas? a evaluar la labor de divulgación que se hace de los trabajos y avances en el yacimiento.
En un momento determinado, hablando del hombre, independientemente del tiempo en que vive, recordé a mi amiga la experiencia con una niña que nos visitó y que confesó que quería ser bióloga pero que al final del recorrido había decido estudiar Historia porque, son sus palabras, «…Biología puedo estudiar siempre, pero la Historia, porque la hacemos cada día los hombres, creo que es prioritario conocerla y de ese modo comprender mejor al ser humano»
Al oir ésto, mi amiga con cara sorprendida, dijo:
– ¿Te das cuenta Joaquín? No hay nada más bonito que inspirar a los demás. Esa niña se va a acordar siempre de ti.
– No lo había pensado, le contesté. Creo que es necesario desmontar el mito de que los actuales habitantes del planeta somos los mejores, cuando no somos más que consecuencia de una evolución tanto en lo físico como en lo cultural, y eso sólo se consigue trayendo aquél tiempo hasta el nuestro y ver que los gustos, los anhelos, las aspiraciones, vicios y virtudes de hoy son los mismas que los de entonces… con otras tecnologías pero apoyadas en principios inamovibles. Ese es el propósito que me meuve.
El nivel de la conversación con mi amiga pasó de ser muy terrenal a adquirir un nivel más escatológico y así se hizo una afirmación por su parte, que bien podría situarla a la altura de los clásicos.
– La inspiración, me dijo, hace que ésa persona, la niña y su conclusión al finalizar la visita en tu caso, se acuerde de tí y seguro que esa niña inspirará a otra y esa otra a otra y a otra.. y concluyó: Si la eternidad existe, yo creo que es eso.
Cada vez que vienes a mi memoria y recuerdo tus vicisitudes, tus logros y fracasos que han quedado plasmados en los escritos y estudiós que de tu vida se han hecho y que te han situado en ésa eternidad de la que hablaba mi amiga, esa afirmación coge fuerza y la comparto. Si algo busca y gusta al hombre es trascender desde su trabajo, su vida personal y social, su estudio…
Enseñar, en latín insignare, es algo más que transmitir unos conocimientos, es «mostrar» el camino a seguir.Y me vienen a la memoria personas que he conocido que son lo que son en su profesión o carrera porque un día alguien, seguramente de modo inconsciente, les mostró el camino en el que se encuentran hoy, respondiendo a una vocación que arranca el día que ésta o aquella persona se cruzó en su camino. En tu caso Elio la vocación te venía de familia y así cumpliste como Prefecto en el norte de Africa durante el gobierno del Emperador Augusto. Tu padre, pertenienciente al ordo equester, fue tu inspiración, quiero pensar. En mi caso… otro día te cuento en detalle. Hoy sólo puedo decirte que espero visitarte durante mucho tiempo y que no dejaré de estudar tu mundo para acercarlo al mio y a quien guste de escucharme. Y tu perdudarás en la memoria que es, como dice mi amiga, la eternidad.