Hoy es un día cualquiera de cualquier mes: Non Tempus
Acudo de nuevo a Los Bañales (https://es.wikipedia.org/wiki/Los_Ba%C3%B1ales) donde busco a mi amigo Elio Galo para conversar un rato con él. Acudo al Foro de la ciudad porque es un lugar de encuentro de la ciudadanía, un lugar extraordinario, una atalaya, desde la que contemplar el ir y venir de las gentes, su laboriosidad, vivir sus inquietudes.
Y ahí le encuentro:
– Salve, le digo, a lo que acompaño cogiendo su antebrazo con mi mano. Salve, Elio.
¿Sabes Elio que un poco más de tres horas de viaje, en mi tiempo, separan las actuales Arezzo y Pavía en la península itálica? Tanto para ti como para mi, estas ciudades nos suenan lejanas en la distancia y en el tiempo.
Arezzo (https://www.turismotoscana.es/ciudades-de-toscana/arezzo) situada en los antiguos territorios de la Liga Etrusca, en la actual Toscana, en torno al Siglo IX a.C., tendría su esplendor, seguramente, a lo largo del Siglo II d.C., tiempo en que se erige el Anfiteatro. Como ciudad actual sitúan los historiadores su fundación en el Siglo XI.
Pavía, (https://www.conociendoitalia.com/conocer-pavia-hermosa-ciudad-artistica-muy-cerca-de-miln/) la Ticinum romana, un castro militar, al Norte de la península y Sur de Milán, la Galia Transpadana, se fundó en el Siglo VI, cuando se convirtió en capital del Reino Longobardo, tras muchos avatares
– ¿A qué viene toda esta disertación? te preguntarás. Pues viene a colación de los tiempos que vivimos, los míos en concreto
Sabes que hay una guerra, ahora, que aunque tu tiempo estuviera plagado de ellas y fuera una forma, normal para vosotros, de conseguir vienes y territorio, no por eso son más justas. Esta vez es en Ucrania, a orillas y Norte del Mar Negro, el Ponto Euxino.
La Historia nos habla de la actual Ucrania como un territorio ocupado, probablemente, desde le año 5.500 a.C. Tierra de alanos, así lo describen desde Polibio a Dión Casio pasando por Estrabón o el propio Pausanías. Tus contemporáneos romanos, cada vez que s enfrentaban a sus ejércitos, temían lo peor. Así de bravos se mostraban los pueblos que la habitaron.
Esta vez la guerra, una vez más, tiene nefastos resultados próximos y peores los que han de derivarse de la confrontación. Lo de hoy nada tiene que ver con aquellos temidos catafractos de los sármatas. Hoy la guerra se hace con máquinas pensadas, no tanto para atemorizar, como para matar, directamente, sin paliativos, a distancia, de modo anónimo – nadie sabe a quién ha matado – lejos de aquél cuerpo a cuerpo en que se desarrollaban las vuestras. Estas máquinas las conducen el odio y la soberbia, malos consejeros, tan cercanos a la locura.
Buscando en las cartas que el Patriarca de Venecia, Albino Luciani (https://www.biografiasyvidas.com/biografia/j/juan_pablo_i.htm), escribió a distintos personajes de la Historia – Ilustrísimos señores, B.A.C. 1978, X Edición – me encuentro con una escrita a Guillermo Marconi,( https://www.biografiasyvidas.com/biografia/m/marconi.htm) precursor, cuando no inventor, de la Radio, medio moderno de comunicación por excelencia. Y en ella aparecen Petrarca y Juan Galeazzo Visconti.
El autor recuerda el Medievo, periodo que sigue a la caída del Imperio Romano, en el que perdura la idea de que no se puede mantener el poder de un gobierno, sin una guerra. Y aquí aparece Juan Galdeazzo Visconti (https://es.wikipedia.org/wiki/Gian_Galeazzo_Visconti) – nacido en Pavía en 1353 d.C. – que fuera último señor y primer duque de Milán en 1395, además de “primero de muchas cosas y títulos más”, que mantenía su poder en continuo enfrentamiento y alianzas contra Verona.
Atesoró dominios, territorios, títulos… Todos se esfumaron a su muerte. La peste negra que asoló Milán entre el siglo XIV y principios del XV, acabó con su vida
En la misma carta el Patriarca nos cita a Petrarca, nacido en Arezzo en 1304, quien compartiera parte de siglo con Juan Galeazzo Visconti.
Petrarca (https://www.biografiasyvidas.com/biografia/p/petrarca.htm) era poeta, filósofo y filólogo. Diametralmente opuesto a Juan Galeazzo. Fue precursor del Humanismo y su poesía influiría en autores españoles de la talla de Garcilaso de la Vega o del inglés Shakespeare. En su obra trató de armonizar el pasado grecolatino y las ideas del cristianismo, no dejando de ensalzar la grandeza de Roma en tiempo del Imperio.
En llegando a éste punto de mi rápida visita a Los Bañales, que tanto me ayuda a pensar en mi origen, querido Elio Galo, no me resisto a transcribirte un delicioso diálogo entre él, Petrarca, y un loco. Copio de Ilustrísimos señores:
“… Estaba un loco viendo la marcha de los soldados y preguntó a Petrarca: ¿A dónde van?. Contestó el poeta ¿A la guerra!. Y el loco observó: ¿No es cierto que esta guerra terminará un buen día mediante la paz?. Cierto le replicó Petrarca. Haciendo una pausa valorativa, razonó el loco: Entonces… ¿Por qué no hacen inmediatamente la paz antes de comenzar la guerra?
La melancolía invadió a Petrarca mientras no dejaba de repetirse: ¡Yo también pienso como este loco!
No te canso más, paciente amigo. Termino con una anécdota habida con un nieto mío. Alguien le ha hablado de mi pasión por la Radio. Cuando tú Elio pensabas en alistarte en la milicia tal como marcaban los cánones de la época, yo comenzaba mi milicia mediante el trabajo y el estudio… y una debilidad: La RADIO. Quería hacerme, y me hice robando horas al sueño mi propia emisora. El régimen estatal de mi tiempo y las circunstancias hicieron que la tuviera que desmontar. Y ahí quedó en el desván de los deseos mi proyecto de poder hablar a todo el mundo con mi propia emisora de radio. Pues bien, mi nieto – 7 años – me sorprendió recientemente con una pregunta: ¿Es verdad, yayo?, me dijo. ¿Qué?, le contesté. Que siempre has soñado con tener una emisora de radio propia, afirmó. Es verdad, le dije, pero no creo que pueda tenerla ya. Incrédulo me preguntó por qué y que haría si pudiera tenerla. Hablar y hablar, le digo, poner en comunicación a todo el quisiera escuchar y hablar y decirles que nada de triunfo hay en alcanzar la gloria personal, si los peldaños de la escalera que empleo son los cadáveres de las personas sobre las que me alzo.
–La guerra, querido Elio Galo, Prefecto que fuiste en la legión ¿Para qué sirve?
Se encogió de hombros y siguió mirando, reflexivo, hacia el valle.