Salve, (1), querido Elio,
¿Tú también? Será cosa de empatía, aunque algunos modernos dirían que es telepatía. En cualquier caso… ¡ambos estamos despiertos!
Entre las dos y las tres de la madrugada – ya casi es un vicio y si dura más se convertirá en hábito, indeseable, pero hábito – toca despertar.
Es cierto que me acuesto temprano, pero despertarse a ésta hora no responde al ideal de salud que nos recomiendan desde antiguo los que saben de orden, en éste caso interior. Sólo han pasado cinco horas de algo que podemos llamar descanso siendo muy generoso y comprensivo en la apreciación.

Aristóteles (384 a.C.) ya dio pistas sobre qué nos pasa en la cabeza por la noche, dando que pensar a los que vendrían después, por ejemplo Galeno (129 d.C), que no sólo se especializó en tratar a los legionarios y gladiadores sino que trató como médico a Septimio Severo y a su esposa Julia Domna, pero pasarán siglos, muchos siglos, que se empezará a hablar de los ciclos circadianos, en concreto en 1729, cuando el astrónomo Jean-Jacques d’Ortous de Mairan observó cómo se abrían y cerraban las hojas de la Mimosa cada 24 horas. https://revistapesquisa.fapesp.br/es/los-engranajes-del-tiempo-2/. Por cierto, ¿sabes por qué se le llama Mimosa? Pues porque cuando tocas la flor durante el día, se cierra como si sintiera vergüenza.
Entre sueños todavía, mi cerebro me ha preguntado si realmente yo conocía a Sempronio, ¿Qué qué Sempronio? ¿Tú me lo preguntas? ¡Tu vecino de Los Bañales, hombre! Llegó antes que tú a la ciudad. Su casa la tiene en el barrio Norte, “el barrio de los ricos”, como dicen los plebeyos con cierto “rintintin”. Hasta es posible que la veas desde tu casa del cardo I de El Pueyo. ¿Aún no sabes de quién te hablo? ¡Qué barbaridad! No faltarán días en que su voz la escuches cuando está con los suyos en el Foro. Resuena como un trueno. Tiene un hablar fuerte.¡Ah, que ya «caes»! Bueno, pues pensando en ése vecino tuyo me he despertado e instintivamente me he puesto a buscar en todos los papeles que hablan de él: Quien fue su padre, de donde procede, a qué se dedica, si tiene familia, qué cargo ostentaba o a qué se dedicaba, si era militar de carrera…
Pero, a lo que vamos.
A día de hoy, S XXI d.C. no se sabe mucho de él. Me hago idea de su presencia en la ciudad por los estudios que se han hecho de un pedestal dedicado al Emperador Tiberio que apareció hace unos años durante los trabajos en el espacio que fuera el Foro de la ciudad. En la inscripción pueden leerse detalles relacionados con el emperador Tiberio, a quien se homenajea, así como el cargo que ocupó en las legiones como comandante del Ala Tauriana, cuerpo auxiliar de la legión – decurio equitum – y que lo dejó ordenado que se realizara en su testamento.
Los Sempronios, los de “siempre” según la etimología, de origen tal vez etrusco, debieron ser habituales en la ciudad a decir de la coupa que se puede ver todavía, muy abandonada, en los campos que rodean la ciudad, cuestión que no se puede afirmar ni negar que hubiera relación entre ellos, entre el Sempronio que en ella figura, esposo de Crexima y Sempronio Vítulo de las inscripciones de homenaje. El padre de éste último, por cierto, se llamaba Lucio, cosa que sigue sin aclararme nada, ya que poco se sabe de la ascendencia del esposo de Créxima. Un detalle hermoso de él, del viudo, es que sabemos que debió de querer mucho a su esposa a la que trata de “piadosísima” en su dedicatoria funeraria. Si averiguas algo más no dejes de contármelo. Sabes cuánto me gustan éstos chismes.
No obstante, por si tú puedes averiguar algo más sobre Quinto Sempronio Vítulo, te muestro el texto que aparece en la inscripción pétrea: Q. Sempronio Vitulo al Emperador Tiberio entre los años 31 y 32 d.C.: Ti(berio) Caesari Aug(usti) / f(ilio) divi n(epoti) Aug(usto) / pont(ifici) max< i = U >mo / imp(eratori) VIII trib(unicia) pot(estate) / XXXIII co(n)s(uli) V / Q(uintus) Sempronius L(uci) f(ilius) / Vitulus dec(urio) equit(um) / test(amento) f(ieri) iussit
Ya ves, Elio, cómo una cosa me lleva a la otra. Buscando el por qué de mi desorden durante el descanso, he empezado a hablar de un vulgar insomnio y Aristóteles me aclara que es algo natural “porque el corazón se enfría» – https://dialnet.unirioja.es/servlet/tesis?codigo=301414, – los modernos https://medlineplus.gov/spanish/healthysleep.html me recomiendan que cuide el descanso – ¡Pobres!, deben pensar que seré eterno – lo mismo que Galeno dijo dos siglos y medio después de Aristóteles, que el sueño es necesario para tener una buena salud si se desarrolla bien, dado el proceso de regeneración y reparación cerebral que se produce durante el descanso nocturno, y mientras acabo hablando de un personaje que vivió en tu tiempo, en nuestra ciudad, que bien pudo ser alguien del territorio que medró en las legiones y alcanzó cargo y prestigio al servicio del emperador y de la ciudad si tenemos en cuenta los homenajes que le hace su liberto Aesopus.
También te digo que comentarte estas cosas me serena y me da seguridad de cara a los nuevos visitantes que recibiremos mañana en Los Bañales. Esperemos que el tiempo primaveral, lluvioso, que estamos teniendo, nos deje recorrer las calles con tranquilidad. La visita pasada no se veía un alma por la calle. ¡Tanta agua caía!.
En otra ocasión hablaremos de Lucio y de Cayo, y de Pompeya, la devota Pompeya. De Plotia sé poco. Sé que apareció una inscripción suya y que hoy se halla formando parte de un contrafuerte de la Ermita de Nuestra Señora de Los Bañales, espacio religioso cuya historia se remonta al siglo XII, desaparecida. La nueva construcción data de 1740.
Te cuento todo ésto como si fuera un cronista de la ciudad, pero lo cierto es que desconozco muchas cosas de ella. Seguro que por tus adentros te ries de mi pedanteria. Dame tiempo y te iré contando conforme las vaya conociendo.
Te deseo lo mejor para éste 25 de abril, ante diem VII kalendas Maias en que celebráis las Robigalia para aplacar a Robigo, deidad maligna, con la esperanza de proteger y favorecer el crecimiento de los cultivos al calmar a la deidad. Ayer, como hoy, se temía a la “roya”, hongo del cereal que arruina cosechas. (“Un año en la Antigua Roma”, Néstor F. Marqués. Espasa). Al final quienes “pagaban” la fiesta eran una oveja y un cachorro de perro lactante de quienes se aprovechaban las entrañas que se echaban al fuego con vino e incienso. Una forma de asegurar la protección. Hoy echamos fitosanitarios, no te sonará la palabreja, que resuelven el problema y en ocasiones generan más.
Cosas de la modernidad.
Vale (2), Elio
- Salve. Salud, en el saludo romano
- Vale. Hasta luego, (ibidem)