Estamos de paso

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Estoy pensando que sé que algún día todo deberé dejarlo y me alegro por la noche que paso porque ella me trae un nuevo día, tanto en lo temporal como en lo espiritual.

La ¿vida? te muestra señales y el silencio ayuda a escucharlas e interpretarlas:

«Ay amor mio, (…)

yo te he amado por tanto y por mucho tiempo

deleitándome en tu compañía.

Mangas Verdes (Greenleeves) era toda mi alegría…»

Con ésta melodía cuya letra se debe, según se nos dice a Enrique VIII dedicada a Ana Bolena, me he levantado hoy.

Con ésto y con el estóico Marco Aurelio.

Malo, pero cristiano y católico, es lo que soy y sin saber la razón, al abrir el ordenador me ha saltado éste enlace en Youtube, tal vez una señal para mi enriquecimiento interior:

Alguien dijo, psiquiatra, que compartir éstas intimidades en las redes es propio de los que tienen baja autoestima, pero disiento de él. Las redes pueden y son motivo de conflicto, las más de las veces se usan para adoctrinar, pero también sirven para enseñar que, si no he aprendido mal, no es otra cosa que mostrar de modo que se de opción al otro a hacerse preguntas y enriquecerse.

Aquí me quedo con ésta realidad: Muestro lo que se me muestra con el deseo de que lo mostrado despierte las mismas inquietudes que a mi me despierta.

Sé que deberé dejar ésto un día, pero lo que he escrito, en algún lugar permanecerá y si lo escrito se borra, porque alguien lo habrá leído, sé que permanecerá.

Las redes ¡tan peligrosas, dicen! también pueden hacer bien, mucho bien.

Varias cosas se me han recordado hoy en mi tiempo de reflexión, pero realzo una que, sucedió hace tiempo, me da mucha serenidad y exime del complejo de culpabilidad que pudiera tener por dejar de hacer lo que tal vez debería haber hecho:

Imaginad la escena, en Lourdes, durante una peregrinación. El sacerdote con quien converso, ante la preocupación que le muestro, toma bolígrafo y papel, hace un círculo en él y dentro señala un diminuto punto y me dice: Mira éste círculo es todo lo que te rodea y preocupa y éste punto eres tú y tu entorno más cercano. Ocúpate de éste punto y el resto déjalo en manos de Dios.

Marco Aurelio en sus Meditaciones me recuerda, por otro lado, que debo ocuparme por lo que está en mi mano hacer, el resto debo dejar que se ocupen otros.

Mismo problema, dos puntos de actuación complementarios.

La consecuencia: Serenidad, paz interior

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